El Palacio de Guevara es una inmersión perfecta en el entorno rural, porque desde que se pone el pie en la bucólica localidad cántabra de Treceño uno desconecta del estrés cotidiano al alejarse del mundanal ruido. Los anchos muros de piedra, las amplias habitaciones -algunas de ellas todavía conservan mobiliario antiguo- y las confortables estancias comunes invitan a relajarse en el interior acogedor de esta casona montañesa del siglo XVIII. Con 15 habitaciones y una suite, el Palacio de Guevara también cuenta con restaurante propio, donde sin grandes despliegues ofrece una cocina honesta con especialidades cántabras. En este espacio también se sirven generosos desayunos, con zumo de naranja natural, embutido ibérico y repostería artesana, como la famosa quesada. La ubicación del hotel es inmejorable para disfrutar de la montaña, al tiempo que permite acercarse a la próxima costa para pasear por bellas localidades como San Vicente de la Barquera o Comillas. Un par de visitas obligadas son las Cuevas del Soplao y el Museo de las Cuevas de Altamira, a poco más de media hora del hotel en coche.
Úbeda y Baeza, bañadas por un mar de olivos
Declaradas Patrimonio de la Humanidad, hunden sus raíces en un pasado milenario pleno de histórica riqueza